escupe su alma enamorada de la superficialidad,
debora su corazón lastimado por la ignorancia
y procura no dejar rastro alguno
Existe una ciudad sobreviviente a la catástrofe mundana, la (fantástica) ciudad de Tar, la cual se presenta como el Edén terrenal para nuestros protagonistas, quienes se tienen solamente entre ellos mismos como soporte emocional. Lis es una paralítica (masoquista) andante en un carrito de dos ruedas y Fando un inestable pegalón ávido de compañía. Ambos durante el metraje están en la búsqueda de ese paraje desconocido y misterioso.
CANTO PRIMERO: EL ÁRBOL SE REFUGIÓ EN LA HOJA
De lo general a lo específico: el árbol se refugió en la hoja; la casa, en la puerta; y la ciudad, en la casa. Por eso, Lis (de niña), tenía que hacer esfuerzos para no refugiarme en sus propias manos. Lo grande seduce a lo pequeño a ser parte de este, las tentaciones terminan por coger lo débil que encuentran a su paso, provocando la perversión de los elementos añadidos y fundiéndose todo en el mal general. O, si no es el caso, buscar una salida solitaria y pujante representada en el terruño de Tar como pesquisa. Así lo enseña el padre de Fando, quien con sus respuestas optimistas al interrogatorio inquisidor de su hijo lo induce a este para encontrar salvedad en esa plaza.
CANTO TERCERO: EL HOMBRE SOLITARIO IBA SIEMPRE ACOMPAÑADO
La relación entre Fando y Lis se define en el canto anterior, es más a eso se aboca.El camino sigue y aún el transcurso descubridor está lejos de su desenlace. Travestis en tropa desfilan como caravana disfrazando del sexo opuesto a quien encuentren a su paso, a la vez que festejan con júbilo la ceremonia de transformación, acompañado de música carnavalesca propicia para los actos. Un alegato al poder convencedor de las mayorías, que en la versión que se presente trae consigo magnetismo irrefutable.
Suena el jazz. Los protagonistas juegan al fanatismo pictórico en sus propios cuerpos desnudos: Fando escribe su nombre en el cuerpo de Lis, y ella escribe el suyo en el cuerpo de Fando, como calistenia. Los cubos con pintura negra se vacían sobre la pareja y paredes de la habitación donde se desata la euforía por el juego sexual. Escena desconcertante que distrae la atención del contexto expuesto, el árido territorio fungido como camino a Tar, hacia un collage inintelegible y abruptamente montado, que no acompaña a la (in)acción dramática propuesta.Lis es la compañía que el joven atormentado necesita para apaciguar sus fantasmas. Él anda solo con sus penas empujando el carrito que porta la moderación de sus sentimientos. Ambos buscan lo que evidentemenete carecen, y que no logran rozar siquiera complementándose.
CANTO CUARTO: Y CUANDO QUISE SEPARARME DE ELLA ME DI CUENTA QUE YA FORMÁBAMOS UN SOLO CUERPO CON DOS CABEZAS
El tambor es el objeto fetiche de Fando, el símbolo de su padre en vida y motivo de sonrisas al entonar sus notas posibles. Ya en este canto final, la dilación por la lejanía de la meta mella en desencanto, sosedad y desánimo para los viajeros azarosos. Fando, perturbado, exhibe y presume desnuda a Lis con violencia en presencia de extraños hombres con aspectos foráneos e intelectuales, quienes disfrutan su belleza analíticamente (o, dígase, de manera inusual y extraña).
Acostarse en una navaja de afeitar y sobre pulgas en celo - viajar en barómetro - mear como un cartucho - cometer errores, ser idiotas, ducharse con minutos santos - ser golpeados, ser siempre el último - gritar lo contrario de lo que dice el otro - ser la sala de redacción y de baños de dios que cada día se da un baño en nosotros en compañía del pocero, - he ahí la vida de las camareras de los dadaístas.
(Manifiesto Dadaísta, Tristan Tzara)